Publiqué en febrero una recopilación de herramientas digitales para entrevistar, en la que recomendaba la lectura de El mejor libro jamás escrito sobre entrevistas, del profesor de periodismo Francesc Burguet Ardiaca, de quien fui alumno en la Universidad Autònoma de Barcelona hace más de tres lustros.
En dicho artículo, describí el ensayo como lectura de “acercamiento”. Pero tal expresión podría malinterpretarse. Para que quede claro: El mejor libro jamás escrito sobre entrevistas representa un excelente trabajo del profesor Burguet.
La publicación no es un manual, pero su función pedagógica es incuestionable y, añadiría, necesaria. No es un volumen para leer, sino para estudiar. ¿Qué periodista no desea conocer recursos para no caer en las trampas del entrevistado? ¿O atinar con cuestiones elegantes y firmes si ansía acorralar al interlocutor? ¿O bien preparar y estructurar de manera adecuada entrevistas temáticas y de personaje? Y esto sin obviar cuestiones más pragmáticas, como cuánto tiempo grabar en función del espacio asignado.
Burguet arranca el análisis subrayando la capital importancia de la pregunta como base de nuestro deseo de saber y fundamento del género. Sin objetivo, no hay entrevista. Censura sin paliativos la indocumentación y vitupera la ignorancia, el no saber qué perseguimos desentrañar cuando preguntamos.
El profesor repasa después tipologías del género. Razona entonces por qué considera unas entrevistas y otras conversaciones, encuentros o semblanzas, pero no entrevistas en sentido estricto. El ritmo y la pregunta confieren la forma idónea de la interviú para Burguet.
A lo largo del libro, defiende unas maneras de preguntar y desluce otras. Para ello, selecciona ejemplos tanto de figuras acreditadas del periodismo -Ana Pastor, Iñaki Gabilondo, Manuel de Arco, Arcadi Espada, entre otros-, como de escritores e incluso exalumnos. No se detiene en el examen, ya que propone soluciones concretas para los traspiés. Reformula preguntas y reescribe fragmentos de los diálogos.
Es consciente el autor de que no es lo mismo la crítica a toro pasado que la entrevista real en según qué condiciones –por ejemplo, como cuando Ana Pastor pregunta con intérprete al entonces presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad-. Pero un periodista y docente debe aprovechar la ocasión para señalar errores y aciertos, y así prevenir los primeros y reforzar los segundos. En definitiva, para aprender.
Aunque el estudio abarca a medios escritos, audiovisuales e interactivos, echo en falta un epígrafe sobre la titulación de la entrevista en prensa. Y es extraño en él que no le haya dedicado, ni que fuera de pasada, unas líneas. Por un lado, recuerdo con qué énfasis -y acierto- nos inculcó durante la carrera la importancia de la titulación en las noticias. Y, por otro, muchas veces, en especial con políticos o en asuntos peliagudos, los rifirrafes suelen sobrevenir por los titulares.
Ya para ir finalizando, les invito a que dediquen treinta minutos de su tiempo a deleitarse con esta entrevista que, en el programa Terrícoles de BTV, hace el periodista Lluis Reales a Burguet a propósito de la publicación del libro. Si no pueden ahora, vengan en otro momento y escuchen…
Como colofón, ¿realmente piensa Burguet que su libro es el mejor jamás escrito sobre entrevistas? No me creería que me contestara que solo es un reclamo periodístico o un anzuelo fruto de la mercadotecnia. Estoy convencido de que en su fuero interno sospecha que si no es el mejor, es de los mejores. Y seguramente tenga razón.
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